domingo, 25 de marzo de 2012

Cuando los hombres dan a luz: la covada.

Los varones de muchas sociedades intentan “demostrar” que ellos, igual que las mujeres (o incluso en lugar de ellas) hacen bebés. En muchos lugares existen medios rituales o de otro tipo para realzar la importancia de los hombres en el proceso reproductivo. 

La costumbre de involucrar al padre de forma más directa en la reproducción -y darle a él más méritos por lo que está haciendo su esposa- se llama covada,
Covada (del frances couver 'incubar'), costumbre por la que la madre, durante el nacimiento de un hijo o inmediatamente después, le cede el lecho al padre, y a veces es más mimado y apartado que ella. 

Desde el punto de vista de algunas mujeres, la covada es una forma que los hombres utilizan para imponerse en el proceso de embarazo y nacimiento, allí donde no poseen una función natural. Para otros, la covada era otra forma de engañar a la muerte. El marido venía a ser el pararrayos de la mujer, hacía de tripas corazón y asumía los golpes de los malos espíritus. El marido esperaba en momento fatal del parto en la cama, lo alimentaban como si se tratara de una delicada parturiente, mientras que la mujer realizaba las tareas domésticas e intentaba que ningún espíritu advirtiera su estado. Todavía hoy, en algunas comarcas de Suiza y de Alemania, se expone la camisa del marido, cuyos pantalones vestirá la madre el primer día que salga de casa.

Sea por la razón que fuese, antropólogos y geógrafos de todo el mundo han documentado la extensión de esta práctica tanto en América del Sur, Nueva Guinea y en los Estados de Nayarit y Jalisco en Méjico. Enrique Casa Gaspar publicó en 1924 un recorrido por las costumbres de covada de medio mundo.
 
El varón caribe de los Galibia de las Guayanas ayunaba seis meses desde el quinto mes del embarazo de la mujer, permanecía inmóvil en la hamaca durante el parto y los primeros días posteriores, y, mientras la madre volvía al trabajo con el recién nacido en bandolera, él era cuidado por todas las mujeres del poblado. 

En el alto Paraguay, era lo mismo, pero con el detalle de que, cuando la madre regresaba de lavar al niño la primera vez, no podía hablar, sino sólo mirar con recogimiento al marido. 

En Venezuela, a esto se le llamaba “empolladura”: la madre tras el parto se incorporaba a sus trabajos, y el marido se metía en la cama quejándose de dolores abdominales.

Entre los wogeo, en una isla en la costa de Nueva Guinea, los hombres cuya esposa está embarazada dicen que sufren tantos mareos matinales como ellas; se cansan fácilmente y tienen que evitar las actividades fatigosas, como la caza y la lucha. 

Entre los ainúes de Japón, también realizaban la covada, aunque se dice que su motivación básica era la de disuadir a los malos espíritus, engañarlos, para que creyeran que era el padre el recién parido y de esta manera fuera él el atacado. Esta idea coincide con el demorar la imposición de un nombre definitivo al bebé, y mientras, nombrarle con nombres repelentes como Tumba, Sucio, Cadaver o Barrigón.

Hay algunas sociedades, especialmente Nueva Guinea, en las que los hombres, simbólica o artificialmente, menstrúan. La mayoría lo realizan insertando al instrumento en la uretra para hacer que el pene sangre. En muchas de estas mismas sociedades, los hombres también realizan ceremonias de dar a luz simbólicamente. Entre los mehinaku, los hombres cuecen medicinas especiales que son ingeridas ritualmente por los muchachos pubescentes para asegurar que los chicos producirán semen.
La gente de gran parte de Nueva Guinea cree que los hombres no solamente tienen una parte activa en el hecho de embarazar a las mujeres, sino que también son responsables de convertir a los chicos en hombres con semen. Creen que los chicos deben ser separados de la influencia no sólo de sus madres, sino de toda feminidad. Los varones no pueden convertirse en «hombres» hasta que tenga lugar esta ruptura y no crecen y se desarrollan de forma natural hasta que no produzcan semen. Son los hombres de más edad los que implantan el semen de forma que los muchachos sean capaces luego de producir el suyo a partir de esta semilla. Esto significa que los hombres son, en cierto grado, responsables del crecimiento de los muchachos (y en sentido metafórico tienen poderes reproductivos análogos a los de las mujeres).

Se ha especulado mucho sobre la covada en etnias del norte de España; los galaicos, los astures, los vascones y los cántabros. Todo se lo debemos a Estrabón quien, no hay que olvidar, no fué testigo directo de estas culturas sino que simplemente recogía las historias de los soldados y mercaderes romanos que en tiempos de Augusto venían de Hispania. También hay descripciones de la covada entre maragatos, ibicencos y corsos.

De todas formas, en los Estados Unidos y en Europa, durante los últimos veinticinco años, se ha desarrollado la única institución que tiene visos de covada. Los hombres modernos frecuentemente acompañan a sus esposas embarazadas cuando van al tocólogo, asisten a seis semanas de preparación para el parto con ellas, e incluso algunos dicen experimentar dolores de espalda y malestar durante el embarazo, muchos hombres cuentan enternecedoras historias sobre los sentimientos que experimentaron cuando nacieron sus hijos. También apoyan a las mujeres durante las contracciones y cada vez más hombres piden presenciar el parto. A veces cortan el cordón umbilical y son los primeros en coger al recién nacido. ¿Y qué hay de la imposición automática del apellido paterno al bebé en primer lugar? 
Apoyan a las mujeres física y psíquicamente, pero también les proporciona un lugar en la procreación que antes no tenían.



"Abecedario de antropologías." Luis Pancorbo.
"Para raros nosotros. Introducción a la Antropología cultural." Paul Bohannan.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Afán de protagonismo del padre? :)

Fresa Salvaje dijo...

Muy interesante, gracias.

Me parece que más que afán de protagonismo (que sería como reducir la antropología a la psicología) habría que contextualizar cada práctica "covada" según el tipo de patriarcado o de régimen reproductivo...a mí me dado la sensación de que estas prácticas oscilan entre el reconocer/compartir las sensaciones del parton y la apropiación pura y dura...cómo lo ven usteds?

Antropólogaenlaluna dijo...

¿Y que hay de el "burlar a la muerte"? Que el marido sea un pararrayos antes los malos espíritus. Hay muchísimas costumbres y ritos con este fin por todo el mundo (sin ir más lejos, dicen que los pendientes en la cultura occidental, o el que el padrino y no el padre sea el que bautice al niño, pueden ser dos de ellos...)

Anónimo dijo...

Hola... ¿Puedes explicar algo más el significado de los pendientes...? No he comprendido la referencia. ¿Y qué función tendría similar a la institución del padrino?
Saludos.

José Manuel Diez

Amama Doula dijo...

Como Doula asistí a una formación con Michel Odent donde hablaba del síndrome de couvade, de lo que sienten algunos hombres cuando sus mujeres están embarazadas y dan a luz.
Esta entrada me parece genial y me interesa muchísimo ¿podría ponerla en mi blog? indicando el origen, claro.
Y Ya tienes una seguidora más...
Un saludo.

Antropólogaenlaluna dijo...

Algunos dicen que los pendientes es una manera de afear a las niñas y espantar a los malos espíritus. Otra teoría es la que dice que es el padrino y no el padre el que lleva al niño a bautizar, para engañar y liar a los malos espíritus. En fin, simplemente teorías...
Concha por supuesto puedes compartir todo lo que quieras de este blog como quieras y donde quieras. Gracias, saludos!

José Manuel Diez Alonso dijo...

Por cierto, algunos estudiosos han sostenido que en León la covada ha permanecido hasta el siglo XX, como si fuera una especie de supervivencia de los astures, el pueblo prerromano que ocupaba la mayor parte del territorio leonés, con el río madre Astura, el actual Esla. Julio Caro-Baroja sostenía que en León se anudaban el mundo prerromano y la modernidad.

José Manuel Diez

Ignacio Bellido dijo...

Probablemente la covada tenga como función el afirmar la paternidad, siempre cuestionable, de quien dice ser merecedor de un estatus en el nacimiento de una criatura. Al no existir otros medios para acreditar la paternidad, se recurre a soportar un sufrimiento y un dolor evitable, a fin de reafirmar su identidad como padre. ¿Estaría alguien dispuesto a soportar ese martirio si su papel en la fecundación estuviera en entredicho?. Gran post.
Dejo un enlace a la entrada "Cultura del Dolor: Dolor en cada Parto" de mi blog El Efecto Bellido para ampliar información en torno a los papeles del hombre en el parto a lo largo de la historia. http://elefectobellido.blogspot.com.es/2012/09/cultura-del-dolor-dolor-en-cada-parto.html

Anónimo dijo...

Sobre el mito del parto huichol:

Esto es un mito, es una invención de alguien muy romántico que piensa que es una forma bonita de decir que los hombres deberían ser todos así, no existe tal ritual y es una falacia lo que aquí se dice, de hecho no hay ni fuente de información confiable, la fuente citada es un libro llamado segun "un recorrido por las costumbres de covada de medio mundo" libro que no existe y escrito supuestamente por "Enrique Casa Gaspar" Quien destaca si por escribir por ritos y costumbres, pero todas mediterraneas. les recomiendo que lean Zingg, Robert M, Los Huicholes, Clásicos de la antropología social. Núm. 12, Instituto Nacional Indigenista, México, 1982. donde explican que el proceso de parto es similar al que tienen los demás pueblos indígenas, las mujeres se antienden entre ella y el papá espera afuera

Anónimo dijo...

Se supone que las damas de honor de la novia entran en este grupo : chicas vestidas como la novia para despistar a los malos espíritus